Platicando con Azucena

         Cuando tenía 16 años conocí a un chavo, nos hicimos novios y pasábamos casi todo nuestro tiempo juntos, estábamos muy enamorados. Para ese tiempo yo estudiaba el bachillerato, iba en el tercer semestre y él ya trabajaba, aunque sólo tenía 20 años. Tiempo después tomamos la decisión de vivir juntos y me fui a vivir con él porque lo amaba, más tarde decidimos embarazarnos, no nos cuidábamos con ningún método. Ahora mi hijo tiene tres año y medio.

         Los cambios en nuestras vidas han sido nuestra elección, sin embargo algunos no me gustan tanto, por ejemplo, vivimos en casa de mi suegra, ella tiene su propia forma de pensar y no le gustaba que yo estudiara; decía que debía quedarme en casa a atender a mi marido, que ya no estaba para esos trotes.

         También decía que mis compañeros de la escuela se burlarían de mi porque estaba embarazada, aunque eso nunca pasó, siempre tuve miedo de que alguien lo hiciera; me daba pena la panza, no me gustaba la idea de ser la comidilla de la escuela. Mi suegra nos presionaba tanto que decidí no regresar, mi mamá me decía que no lo hiciera que ella me ayudaría con el bebé cuando naciera, pero vivir con mi suegra era demasiada presión.