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Platicando con Azucena
Durante el embarazo no salía a ningún lado porque no tenía ganas de andar en la calle, aunque antes del embarazo era muy callejera. Cuando nació el bebé comencé a salir de nuevo. Me gustaría regresar a la escuela, pero es muy difícil, no hay quien cuide a mi bebé, además a mi suegra no le gustaría la idea.
Ahora que está mi hijo, no tengo tiempo para nada, entre los quehaceres domésticos y atender al niño se me va todo el tiempo, sin embargo a veces me arrepiento de haber dejado la escuela.
Como bien dice Azucena, los cambios en nuestras vidas son nuestra elección, si bien a veces tenemos deseo de experimentar vivir en pareja o ser madres/padres, también es cierto que esto requiere de un gran compromiso, además del deseo. Nuestros intereses deben corresponder a nuestras posibilidades, de tal forma que al final no nos salga el tiro por la culata; es decir, nuestras elecciones no deben limitar nuestras libertades ni las de otr@s.
Azucena, al asumir una relación de pareja a su corta edad y al tener un hijo, satisfizo un deseo, pero esto fue contraproducente para su desarrollo profesional, así como para ofrecerle mejores posibilidades de desarrollo a su hijo, ya que al limitarse en los estudios y al vivir en casa de su suegra, quien le dice lo que debe hacer, la convierte en una persona sujeta a
las decisiones de los demás.