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Gabriela nos cuenta...
Cuando supe que estaba embarazada me sacó de onda, pero ya estando ahí, como quiera te ilusionas, pero tenía tres meses de embarazo cuando un día comencé a sangrar, y a los dos días aborté de manera natural; en el hospital me hicieron un legrado y estuve en cama una semana. Fue una situación muy difícil para mí. Me dio mucha tristeza perderlo y haber pasado por esos momentos tan difíciles. Ahora voy con un psicólogo y, desde entonces, recordar esos momentos ya no duele tanto, lo cual es muy bueno porque uno supera cosas. Lo que creo ahora es que ya para qué recordar lo pasado, me queda mucha vida por delante.
Las situaciones por las que pasó Gabriela son comunes y tenemos que evitarlas. Las chav@s no tenemos porqué ser forzad@s, medinate ninguna forma, a tener relaciones sexuales o a mantener un noviazgo conflictivo. Es mentira que los chavos son incontrolables ante las relaciones sexuales y la violencia; esas actitudes se deben cambiar.
Un embarazo provocado por una violación no es responsabilidad de la mujer agredida, mucho menos su interrupción (aborto); por lo tanto, Gabriela no tenía porque sentirse culpable, ella tenía y tiene el derecho a decidir sobre su cuerpo y su vida. Las mujeres son quienes viven en carne propia la experiencia de la maternidad, de igual forma son quienes comúnmente crían a sus hij@s, por lo que tienen derecho a decidir si ejercen la experiencia de ser madres o si interrumpen el embarazo cuando así lo creen conveniente.