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           Conforme vamos creciendo, vamos descubriendo la sexualidad a través de la autoexploración y/o relacionándonos con personas del mismo sexo o del sexo opuesto. La masturbación nos permite conocer nuestro cuerpo, donde nos gusta tocarnos y donde no; a identificar nuestro placer, nuestros deseos más íntimos… a reconocernos sin     prejuicios pues sólo así logramos convertirnos en personas más seguras y felices.

             A cierta edad empezamos a sentirnos atraid@s por otras personas. La atracción es resultado de múltiples factores como las reacciones físico-químicas, las cuales tienen que ver con nuestros cuerpos, pero no son las que determinan nuestros gustos. Otros factores que intervienen son los culturales y sociales, que se relacionan directamente con nuestras historias de vida y cambian con el paso del tiempo: la forma como se relacionaban afectivamente tus padres es distinta a como se relacionan l@s chav@s en esta época. Por ejemplo, existen ciertos estereotipos de belleza como el hecho de que una mujer para ser hermosa debe ser delgada; sin embargo, si ves fotografías de hace 60 años observarás que las personas idolatradas anteriormente quizá ahora no te parezcan atractivas.

            De forma similar, nos han enseñado algunas ideas sobre amor: habrá quien reconozca el enamoramiento al sentir “mariposas en la panza” o quien entienda el amor como tener relaciones sexuales. Es decir, cada quien tiene su propio espejo para entender el amor, pero es importante distinguir entre atracción y amor. Podemos sentirnos atraíd@s o gustos@s por estar con alguna persona en particular y eso no necesariamente significa que estemos enamorad@s.

            Una de las primeras etapas del enamoramiento es la idealización. La idealización significa que vemos a la otra persona con habilidades y aptitudes únicas, incluso como la mejor persona del mundo, y esto puede o no irse corroborando con el tiempo, al ir conociendo a profundidad al otr@. Es importante que en este proceso no nos creemos    falsas expectativas sobre la otra persona o la relación, un punto que nos puede ayudar a evitar
          esto es tener muy claro
              con quién no deseamos estar.